Soy una terrorista de la química a nivel internacional xD. Aparte de eso, el día ha sido raro. Muy raro. La misa de mi abuelo ha sido triste y estresante, con mucha gente, demasiado golpe de pecho en el que por algún motivo no creo para nada y mi propia abuela algo mas estropeada de lo normal por las circunstancias que la rodean. Una pequeña dedicatoria en el periódico de hoy enviada por su sobrina hacía honor a mi abuelo de una forma algo más oficial.
Aparte de mi nefasto examen de química en el que he demostrado al 100% que a veces la cago estrepitosamente, no ha habido demasiadas cosas interesantes. Pero me siento tan rara.
Hacía tiempo que no me sentía tan insuficiente en todos los aspectos de mi vida. Ver que parece que no alcanzo el nivel, que no soy suficiente en ningún ámbito, me tiene constantemente en vilo y preocupada, quizás no soy tan buena como me ven muchos. A lo mejor es esa expectativa tan alta lo que me hace sentirme insuficiente: ¿Hasta qué punto se puede defraudar a alguien? ¿Hasta qué punto puedo defraudarme a mí misma? No sé. Nunca he sido triste, aunque sí me considero reflexiva en general. Supongo que darle tanta vuelta a la cabeza es malo.
A veces simplemente desearía ser una persona totalmente diferente, alguien que se ganara el cariño de los demás, alguien por quien la gente diría "merece la pena arriesgar". No soy una persona cariñosa, no soy emotiva, ni si quiera soy empática en demasía aunque sí sea comprensiva. Tengo un carácter que por desgracia roza la prepotencia ocasional, y me genera una gran cantidad de enemistades.
Sin embargo, me gustaria creer que no soy mala persona, aunque no sea un ángel. Todo el mundo tiene defectos, y yo, más que nadie. Es raro sentir que por mucho que hagas, nunca será suficiente, que no estás a la altura de las circunstancias. No sé exactamente qué pasa.
Ser discreto con tus propios sentimientos no significa que no los tengas.
18 de febrero de 2012
11 de febrero de 2012
22 de enero de 2012
Lo peor de todo, fue la misa.
Recuerdo cuando hace muy poco un familiar cercano y querido, que habia padecido una larga y dura estancia en un hospital gracias al cancer que padecía, murió, finalmente, tras menos de 24 horas de coma y habiendo aguantado casi una semana sedado. Pude observar con paciencia cómo cada día, incluso después de haber sido sedado, despertaba con energía e ilusión y cómo consciente de todo, arrastraba a toda su familia (que no es pequeña) hacia delante, comportandose de la forma más natural que le era posible, con la misma fuerza que siempre le había caracterizado. Era impresionante la forma de vivir de aquel hombre, pero más aún lo fue su forma de morir: rodeado de los suyos, muy querido, queriendo a todos, guiándonos. Él ya sabía lo que iba a pasar, estoy segura de ello, pero aún así, aguantó el tirón con mucha más entereza que todos sus queridos juntos. Era un valiente.
Cuando murió, detrás de un mes en el hospital, una navidad muy dura y una semana recibiendo muchísimas mas visitas de las que cualquier persona normal hubiera recibido, tardé en darme cuenta de que no iba a volver a verle ni a hablar con él. Es más, entré en trance, incluso viendo su cadáver, no fui capaz de reaccionar. Ni lloré ni reí. Entonces sólo quería mantenerme entera, facilitar las cosas a mi padre que, teniendo el mismo carácter que yo (motivo por el cual lo comprendí como nadie), lo pasaría peor viendo mal a los suyos que con la situación en sí, por la que ya había llorado antes. No pensé demasiado en el tema, la situación era extraña. El día completo en el tanatorio se hizo eterno, consolando familiares, observando el cuerpo inerte de aquel hombre, mi abuelo, quien siempre había sido querido por todo aquel que lo conociera, y que llenó el enorme tanatorio de agentes de los cuerpos de seguridad, familiares y amigos cercanos. Durante el día, y tras sucesivas visitas, todo el mundo lloraba la muerte de aquel magnífico hombre.
Sin embargo, lo peor de todo, fue la misa. En aquel momento, transcurrida una larga tarde, vi como sus hijos, mis tios, se acercaban tristemente, apenas sin fuerza, al altar. Vi cómo poco a poco la capilla de aquel tanatorio se llenó tanto que una gran cantidad de gente tuvo que quedarse fuera. Vi como mi única tia carnal lloraba desconsolada con un ataque de nervios al observar el ataud cerrado de su padre, cómo el cura que iba a oficiar la ceremonia la tranquilizaba mientras llegaba el resto de la gente.
Contemplar a mi familia, totalmente rota por dentro en aquel momento, me hizo abrir los ojos de una forma sencilla, pero muy dolorosa. Él no iba a volver. Y es lo único que podía oir durante la misa: "...démosle ahora el ultimo adios..." "...descansará eternamente..." ... Todas aquellas frases que a los corazones verdaderamente cristianos proporcionaba alivio, a una persona agnóstica y escéptica como yo, sólo le sonaban a eso: no le verás nunca más, no volverás a hablar con él, ya no existe ni volverá a hacerlo jamás. Y cómo lloraba entonces. El desconsuelo en todos sus familiares era patente aunque se intentase llorar en silencio. Tras la ceremonia, y recuperada un poco de aquel llanto, vi como uno de mis tios abrazaba a mi abuela, desconsolado, cómo todos lloraban la pérdida de aquel gran hombre. Lloré entonces también, abrazada a mi padre, al que durante toda la tarde había tratado de facilitar las cosas manteniendome serena para que él no sufriese más, para ayudarle a aguantar el tirón con la misma entereza con la que su padre había vivido su enfermedad.
Finalmente, tras llevar el ataud con el cuerpo inerte de mi abuelo dentro al crematorio, recuerdo cómo toda la familia llegó a dar el pésame a mi abuela. Ella, tan entera como mi abuelo o mi padre, aunque rota por dentro y agotada como todos, recibió a aquella enorme cantidad de gente, y más que ser aliviada, alivió. Porque conocía a mi abuelo, y ella sabía que aquello era lo que él quería: que aguantase. Que aguantase y se repusiera pronto, que cuidase de los demás como él había hecho siempre, que se dejara cuidar por sus hijos, que viviera una vida normal y fuera feliz. Es, en el fondo, lo que siempre nos deseó a todos: que fueramos felices, incluso sin él.
Tras ese último mensaje de paz que la gente fue capaz de ver en mi abuela, esperamos con paciencia sus cenizas y, tras su entrega, nos fuimos a casa a descansar habiendo decidido que aquellas cenizas estarían para siempre en nuestro cortijo, que es lo que más le gustaba. Las esparcimos dos días después entre los olivos, y en ese momento comprendí que nunca se iría del todo.
Él era inmortal, porque muchísima gente conocía su nombre, porque todo el que le conocía, le quería y le recordaría para siempre, porque había hecho mella en la historia de su gente, porque había marcado un antes y un después. Era inmortal, porque nos dejó un enorme legado de amor, y de ganas de vivir, que aunque no tengamos fisicamente presente en sí mismo, queda en nuestro recuerdo como algo que nunca podremos olvidar: cómo un hombre conmovió el corazón de muchísima gente, cómo vivió y murió de una forma feliz, cómo consiguió que su familia se uniera más que nunca, cómo logró dar con su muerte un testimonio de fortaleza mayor que el que nadie hubiera podido imaginar, y cómo, incluso en los peores momentos, se puede querer muchísimo a todos los demás.
Porque fuiste, eres y serás siempre un gran hombre. Adiós, abuelo, te echaremos de menos.
Cuando murió, detrás de un mes en el hospital, una navidad muy dura y una semana recibiendo muchísimas mas visitas de las que cualquier persona normal hubiera recibido, tardé en darme cuenta de que no iba a volver a verle ni a hablar con él. Es más, entré en trance, incluso viendo su cadáver, no fui capaz de reaccionar. Ni lloré ni reí. Entonces sólo quería mantenerme entera, facilitar las cosas a mi padre que, teniendo el mismo carácter que yo (motivo por el cual lo comprendí como nadie), lo pasaría peor viendo mal a los suyos que con la situación en sí, por la que ya había llorado antes. No pensé demasiado en el tema, la situación era extraña. El día completo en el tanatorio se hizo eterno, consolando familiares, observando el cuerpo inerte de aquel hombre, mi abuelo, quien siempre había sido querido por todo aquel que lo conociera, y que llenó el enorme tanatorio de agentes de los cuerpos de seguridad, familiares y amigos cercanos. Durante el día, y tras sucesivas visitas, todo el mundo lloraba la muerte de aquel magnífico hombre.
Sin embargo, lo peor de todo, fue la misa. En aquel momento, transcurrida una larga tarde, vi como sus hijos, mis tios, se acercaban tristemente, apenas sin fuerza, al altar. Vi cómo poco a poco la capilla de aquel tanatorio se llenó tanto que una gran cantidad de gente tuvo que quedarse fuera. Vi como mi única tia carnal lloraba desconsolada con un ataque de nervios al observar el ataud cerrado de su padre, cómo el cura que iba a oficiar la ceremonia la tranquilizaba mientras llegaba el resto de la gente.
Contemplar a mi familia, totalmente rota por dentro en aquel momento, me hizo abrir los ojos de una forma sencilla, pero muy dolorosa. Él no iba a volver. Y es lo único que podía oir durante la misa: "...démosle ahora el ultimo adios..." "...descansará eternamente..." ... Todas aquellas frases que a los corazones verdaderamente cristianos proporcionaba alivio, a una persona agnóstica y escéptica como yo, sólo le sonaban a eso: no le verás nunca más, no volverás a hablar con él, ya no existe ni volverá a hacerlo jamás. Y cómo lloraba entonces. El desconsuelo en todos sus familiares era patente aunque se intentase llorar en silencio. Tras la ceremonia, y recuperada un poco de aquel llanto, vi como uno de mis tios abrazaba a mi abuela, desconsolado, cómo todos lloraban la pérdida de aquel gran hombre. Lloré entonces también, abrazada a mi padre, al que durante toda la tarde había tratado de facilitar las cosas manteniendome serena para que él no sufriese más, para ayudarle a aguantar el tirón con la misma entereza con la que su padre había vivido su enfermedad.
Finalmente, tras llevar el ataud con el cuerpo inerte de mi abuelo dentro al crematorio, recuerdo cómo toda la familia llegó a dar el pésame a mi abuela. Ella, tan entera como mi abuelo o mi padre, aunque rota por dentro y agotada como todos, recibió a aquella enorme cantidad de gente, y más que ser aliviada, alivió. Porque conocía a mi abuelo, y ella sabía que aquello era lo que él quería: que aguantase. Que aguantase y se repusiera pronto, que cuidase de los demás como él había hecho siempre, que se dejara cuidar por sus hijos, que viviera una vida normal y fuera feliz. Es, en el fondo, lo que siempre nos deseó a todos: que fueramos felices, incluso sin él.
Tras ese último mensaje de paz que la gente fue capaz de ver en mi abuela, esperamos con paciencia sus cenizas y, tras su entrega, nos fuimos a casa a descansar habiendo decidido que aquellas cenizas estarían para siempre en nuestro cortijo, que es lo que más le gustaba. Las esparcimos dos días después entre los olivos, y en ese momento comprendí que nunca se iría del todo.
Él era inmortal, porque muchísima gente conocía su nombre, porque todo el que le conocía, le quería y le recordaría para siempre, porque había hecho mella en la historia de su gente, porque había marcado un antes y un después. Era inmortal, porque nos dejó un enorme legado de amor, y de ganas de vivir, que aunque no tengamos fisicamente presente en sí mismo, queda en nuestro recuerdo como algo que nunca podremos olvidar: cómo un hombre conmovió el corazón de muchísima gente, cómo vivió y murió de una forma feliz, cómo consiguió que su familia se uniera más que nunca, cómo logró dar con su muerte un testimonio de fortaleza mayor que el que nadie hubiera podido imaginar, y cómo, incluso en los peores momentos, se puede querer muchísimo a todos los demás.
Porque fuiste, eres y serás siempre un gran hombre. Adiós, abuelo, te echaremos de menos.
29 de diciembre de 2011
28-12-11. Probablemente, MUY probablemente, la última entrada del año.
Buenas noches. Quizás suena a inicio de espectáculo, pero en este momento, no se me ocurre una manera mejor de "romper el hielo" entre mi persona y la poca o nula gente que me lee, ya que esto es casi más un diario que un blog jajaja. ¿Saben? Tras unos días relativamente muy ocupada entre mis hobbies y algunos colegas, me he dado cuenta de lo agotador que resulta dedicar tiempo a todo lo que me gusta. Mi cabeza no para de dar vueltas.
Como siempre, mirando atrás (desde hace unos cuantos días), he encontrado y leido diversos recuerdos muy entretenidos y algunos de ellos me han hecho pensar "¿Cómo he llegado hasta aquí?". A parte de la gente que entra y sale de mi vida cada poco, medio o mucho tiempo, me di cuenta de que en ocasiones no soy demasiado sincera conmigo misma, ni con los demás. No sé del todo cómo explicar la sensación, pero a veces (supongo que como le pasará a muchos) me encuentro totalmente fuera de lugar. Quizás es una sensación que yo misma me busco (de hecho, de quizás nada, la expresión apropiada es "Creo que" jajaja), y que la culpa de ello la tiene mi propio caracter y mi agrado por personas que esten por encima de mi nivel intelectual y/u/o cultural. Supongo que en ocasiones simplemente no se es suficiente, no se está la altura de las circunstancias. Reconozoco que esta entrada en concreto es un poco rara, porque no tengo del todo claro qué escribir, las ideas se entremezclan en mi cabeza y me pierdo mientras intento buscar una manera relativamente simple o sencilla de escribirlo D:
Sintetizando, tengo que decir que realmente no me siento cómoda con la gente que me rodea en general, y creo que le pasa a muchas personas. El hecho de no sentirme suficiente a veces o sentir que no termino de encajar en su ambiente me hace replantearme hasta qué punto contar con los demás, hasta qué punto creo o no en la amistad. Es una de las cosas que me dificultan ver un futuro personal muy próspero, porque finalmente, ¿En qué acaba todo? ¿Existe la amistad duradera y permanente? ¿No estamos siempre solos, en definitiva? Tu vida es tu vida y su vida es su vida al fin y al cabo. ¿Hasta qué punto está bien implicarse con los demás? ¿Cuándo has de decir "Basta"? ¿Cuándo sabes si alguien es de verdad un amigo? ¿Qué línea separa la educación de la falsedad? Muy probablemente son preguntas que a la mayoría de la población se le pasa por la cabeza alguna vez en su vida. Es un tema inquietante, quizás como la creencia en el amor, en dios, la vida eterna y otros parecidos, la perseverancia, e incluso en ocasiones, el respeto es puesto en entredicho. Creer en la amistad en ocasiones se hace muy cuesta arriba. Es verdad que siempre hay alguien, si, hasta que ese alguien quiere dejar de estar. Entonces, ¿Qué hacer? ¿Ha merecido la pena?
Ojalá pudiera decir que en esta ocasión se me ocurre algo que decir al respecto, una reflexión que hacer, pero no es así. En este tema no se me ocurre absolutamente ninguna respuesta que me sirva. Y puedo afirmar que el no saber hasta qué punto confiar en los demás, es una sensación angustiosa y estresante. Sé que es una mala conclusión, de hecho, se que esto no es una conclusión. Solo puedo añadir que ante este tipo de cuestiones, creo que lo mejor es simplemente, esperar. Pensar, mientras esperas, buscar la respuesta, y darle tiempo para que llegue. La experiencia, en ocasiones, ofrece repentinamente la respuesta incluso a las personas que llevaban desde siempre pensando igual.
Have you ever invited a stranger to come inside?
Guess she gave you things I didn't gave to you.
Como siempre, mirando atrás (desde hace unos cuantos días), he encontrado y leido diversos recuerdos muy entretenidos y algunos de ellos me han hecho pensar "¿Cómo he llegado hasta aquí?". A parte de la gente que entra y sale de mi vida cada poco, medio o mucho tiempo, me di cuenta de que en ocasiones no soy demasiado sincera conmigo misma, ni con los demás. No sé del todo cómo explicar la sensación, pero a veces (supongo que como le pasará a muchos) me encuentro totalmente fuera de lugar. Quizás es una sensación que yo misma me busco (de hecho, de quizás nada, la expresión apropiada es "Creo que" jajaja), y que la culpa de ello la tiene mi propio caracter y mi agrado por personas que esten por encima de mi nivel intelectual y/u/o cultural. Supongo que en ocasiones simplemente no se es suficiente, no se está la altura de las circunstancias. Reconozoco que esta entrada en concreto es un poco rara, porque no tengo del todo claro qué escribir, las ideas se entremezclan en mi cabeza y me pierdo mientras intento buscar una manera relativamente simple o sencilla de escribirlo D:
Sintetizando, tengo que decir que realmente no me siento cómoda con la gente que me rodea en general, y creo que le pasa a muchas personas. El hecho de no sentirme suficiente a veces o sentir que no termino de encajar en su ambiente me hace replantearme hasta qué punto contar con los demás, hasta qué punto creo o no en la amistad. Es una de las cosas que me dificultan ver un futuro personal muy próspero, porque finalmente, ¿En qué acaba todo? ¿Existe la amistad duradera y permanente? ¿No estamos siempre solos, en definitiva? Tu vida es tu vida y su vida es su vida al fin y al cabo. ¿Hasta qué punto está bien implicarse con los demás? ¿Cuándo has de decir "Basta"? ¿Cuándo sabes si alguien es de verdad un amigo? ¿Qué línea separa la educación de la falsedad? Muy probablemente son preguntas que a la mayoría de la población se le pasa por la cabeza alguna vez en su vida. Es un tema inquietante, quizás como la creencia en el amor, en dios, la vida eterna y otros parecidos, la perseverancia, e incluso en ocasiones, el respeto es puesto en entredicho. Creer en la amistad en ocasiones se hace muy cuesta arriba. Es verdad que siempre hay alguien, si, hasta que ese alguien quiere dejar de estar. Entonces, ¿Qué hacer? ¿Ha merecido la pena?
Ojalá pudiera decir que en esta ocasión se me ocurre algo que decir al respecto, una reflexión que hacer, pero no es así. En este tema no se me ocurre absolutamente ninguna respuesta que me sirva. Y puedo afirmar que el no saber hasta qué punto confiar en los demás, es una sensación angustiosa y estresante. Sé que es una mala conclusión, de hecho, se que esto no es una conclusión. Solo puedo añadir que ante este tipo de cuestiones, creo que lo mejor es simplemente, esperar. Pensar, mientras esperas, buscar la respuesta, y darle tiempo para que llegue. La experiencia, en ocasiones, ofrece repentinamente la respuesta incluso a las personas que llevaban desde siempre pensando igual.
Have you ever invited a stranger to come inside?
Guess she gave you things I didn't gave to you.
12 de diciembre de 2011
12 - 12 - 2011 :|
Creo que estoy enferma. No me apetece escuchar música. NO ME APETECE ESCUCHAR MÚSICA. ¿Qué coño pasa en mi cerebro a día de hoy?
Cuando alguien afirma que no le apetece hacer lo que más le apasiona, siempre se tiende a pensar que está hecho polvo. Pues no me siento mal, simplemente, no me apetece.
Dios, que entrada mas estúpida, y a la vez llena de un significado que ni yo misma termino de entender. No sé si es triste o alegre, simplemente sé que el día de hoy no es normal.
*Me sigue gustando que conserves algún detalle mio, porque significa que a ratos, cuando lo mires, podrás acordarte de mí.
Cuando alguien afirma que no le apetece hacer lo que más le apasiona, siempre se tiende a pensar que está hecho polvo. Pues no me siento mal, simplemente, no me apetece.
Dios, que entrada mas estúpida, y a la vez llena de un significado que ni yo misma termino de entender. No sé si es triste o alegre, simplemente sé que el día de hoy no es normal.
*Me sigue gustando que conserves algún detalle mio, porque significa que a ratos, cuando lo mires, podrás acordarte de mí.
5 de diciembre de 2011
05 - 12 - 2011 :)
Hoy analizando que intención tengo para con mi vida a largo plazo, me he dado cuenta que el único motivo por el cual tras hacer la carrera de medicina no me hago política, es porque:
1-En España da igual lo bueno que seas, siempre criticarán tu trabajo.
2- La música sería mi verdadera vocación.
Que triste que la juventud de hoy en día entre la que me incluyo tenga un aliciente para no dedicarse a la política en el primer motivo que he expuesto. El futuro en nuestras manos y nosotros sin ganas de críticas.
La pescadilla que se muerde la cola va a mantener al país en una crisis de valores constante.
1-En España da igual lo bueno que seas, siempre criticarán tu trabajo.
2- La música sería mi verdadera vocación.
Que triste que la juventud de hoy en día entre la que me incluyo tenga un aliciente para no dedicarse a la política en el primer motivo que he expuesto. El futuro en nuestras manos y nosotros sin ganas de críticas.
La pescadilla que se muerde la cola va a mantener al país en una crisis de valores constante.
22 de noviembre de 2011
22 de noviembre. Si, un mes.
Sí, un mes completo. 2º de bachillerato y salir con los amigos es totalmente incompatible con hacer cosas como mantener un blog jaja.
Sin embargo, esta noche, revisando mi archivador y ordenándolo de forma definitiva para los exámenes finales, organizando apuntes, abrí sin querer la caja de Pandora. Revisé esa parte del archivador que reservo exclusivamente para todos aquellos detalles que me han agradado a lo largo de los años (tarjetas, marcapáginas que usé en libros increíblemente buenos, fotos impresas pero que no tengo intención de poner en alguna otra parte, trabajos de los que me encuentro particularmente orgullosa...), y no he podido evitar sentirme llena de nostalgia al releer la nota que me regaló alguien, quizás un amigo aunque no se si ese es el término correcto, hace ya algún tiempo.
Recuerdo que, tras decirme lo extraña que a veces resultaba mi persona, concluías con un "En cualquier caso, lo que admiro de ti desde que empezamos a conocernos, es tu afán por mejorar como persona que sirva a los demás. Ese afán te engrandece cada día. Siempre podrás contar conmigo. Sigue siendo reconfortante hablar contigo; no lo pierdas."
Qué lejanas me suenan ahora esas palabras, cómo quisiera haber mantenido el contacto, que conozcas cómo soy ahora. Me encantaría seguir estando bajo tu tutela y guía como entonces, saber que, cuando más perdida me sienta, podrás decirme alguna palabra que me haga reflexionar y seguir adelante. Me enseñaste a volar sin las alas de la gente de mi alrededor, haciendo que fuera yo misma la que decidiera mi forma de ser, haciendome ver que mi opinion valía tanto como la de otros, que a pesar de mis defectos, yo era una persona que merecía la pena por mí misma, tuviera o no los amigos que tenía. Me elegiste a mí entre tantas personas para tener una relación basada en un cariño profundamente fraternal, haciéndome sentir especial al haber sido, por primera vez, tenida en cuenta por encima de mi entorno y no solo como la sombra de mis amigos. Echo de menos la sensación tan reconfortante que era mantener "charlas filosóficas" durante toda una tarde y sentir que nos faltaban horas para decir todo lo que teníamos en mente, llegar a nuestro punto de reunión y ser el único lugar en el mundo en el que de verdad me sentía valorada por ser como era.
Pero las circunstancias pusieron espacio de por medio, como es lógico y suele pasar. Sólo espero, que si algún día lees esto, seas capaz de reconocer tus propias palabras, que sigas manteniendo el cariño paternal que me tenías, igual que yo conservo y espero conservar el que te tengo. Ojala nuestros caminos se vuelvan a cruzar, ojala en su día yo hubiera tenido medios suficientes para que pudieras aprender algo de mí, para que pudieras admirarme tanto como yo te admiro. Gracias por hacerme sentir humana, y no solo la sombra de otra gente. Gracias por aclararme el tipo de persona que quiero ser, porque si de alguien tengo que tomar ejemplo, estoy segura, que es de ti. Muchas gracias.
Sin embargo, esta noche, revisando mi archivador y ordenándolo de forma definitiva para los exámenes finales, organizando apuntes, abrí sin querer la caja de Pandora. Revisé esa parte del archivador que reservo exclusivamente para todos aquellos detalles que me han agradado a lo largo de los años (tarjetas, marcapáginas que usé en libros increíblemente buenos, fotos impresas pero que no tengo intención de poner en alguna otra parte, trabajos de los que me encuentro particularmente orgullosa...), y no he podido evitar sentirme llena de nostalgia al releer la nota que me regaló alguien, quizás un amigo aunque no se si ese es el término correcto, hace ya algún tiempo.
Recuerdo que, tras decirme lo extraña que a veces resultaba mi persona, concluías con un "En cualquier caso, lo que admiro de ti desde que empezamos a conocernos, es tu afán por mejorar como persona que sirva a los demás. Ese afán te engrandece cada día. Siempre podrás contar conmigo. Sigue siendo reconfortante hablar contigo; no lo pierdas."
Qué lejanas me suenan ahora esas palabras, cómo quisiera haber mantenido el contacto, que conozcas cómo soy ahora. Me encantaría seguir estando bajo tu tutela y guía como entonces, saber que, cuando más perdida me sienta, podrás decirme alguna palabra que me haga reflexionar y seguir adelante. Me enseñaste a volar sin las alas de la gente de mi alrededor, haciendo que fuera yo misma la que decidiera mi forma de ser, haciendome ver que mi opinion valía tanto como la de otros, que a pesar de mis defectos, yo era una persona que merecía la pena por mí misma, tuviera o no los amigos que tenía. Me elegiste a mí entre tantas personas para tener una relación basada en un cariño profundamente fraternal, haciéndome sentir especial al haber sido, por primera vez, tenida en cuenta por encima de mi entorno y no solo como la sombra de mis amigos. Echo de menos la sensación tan reconfortante que era mantener "charlas filosóficas" durante toda una tarde y sentir que nos faltaban horas para decir todo lo que teníamos en mente, llegar a nuestro punto de reunión y ser el único lugar en el mundo en el que de verdad me sentía valorada por ser como era.
Pero las circunstancias pusieron espacio de por medio, como es lógico y suele pasar. Sólo espero, que si algún día lees esto, seas capaz de reconocer tus propias palabras, que sigas manteniendo el cariño paternal que me tenías, igual que yo conservo y espero conservar el que te tengo. Ojala nuestros caminos se vuelvan a cruzar, ojala en su día yo hubiera tenido medios suficientes para que pudieras aprender algo de mí, para que pudieras admirarme tanto como yo te admiro. Gracias por hacerme sentir humana, y no solo la sombra de otra gente. Gracias por aclararme el tipo de persona que quiero ser, porque si de alguien tengo que tomar ejemplo, estoy segura, que es de ti. Muchas gracias.
22 de octubre de 2011
Hoy, 22 de octubre, veo muchas cosas :)
Hoy, ignoro si leerás esto o no aunque, considerando como eres, probablemente no lo harás. Pero sinceramente, lo leas o no, solo quiero que sepas que si aguanto todo esto, es porque en realidad, te quiero un montonazo, más de lo que te mereces. Está muy mal, y no me gusta juzgar a nadie, que siendo como eres quieras que sea para tí como soy. Y ¿sabes qué? Una se cansa de estar sola. Cualquiera hubiera desistido en su función de obtener cariño de alguien que pretende obtener atención de todos los demás sin dar nada a cambio.
Te echo de menos, y te quiero un montón, pero no pienso esperar sentada a que me dejes sola un día más, a tener que escuchar como lloras por cualquier cosa, sin que seas capaz de relajarte, a tener que ayudarte cuando tu nunca me ayudaste ni me ayudas a mí, cuando ni siquiera prestas atención a cualquier cosa que esté fuera de ti misma, a cualquier persona que a pesar de haber estado siempre contigo para todo, está totalmente sola en sus problemas porque no eres capaz de escuchar ni a las personas que más quieres quejarse de algo.
Por todas las personas que merecen más atención de la que reciben, por aquellas personas que escucharon sin rechistar nuestros problemas, por aquellos que siempre estuvieron con nosotros.
¿Y sabeis, ahora todos, qué? Que ahora solo quiero estar bien, salir, divertirme. Es lo que hay, es lo que soy: aprovechamiento del momento al máximo, es lo que me define, disfrutar. Porque no merece la pena estar mal.
Girls just wanna have fun -- Cyndi Lauper
If I never se your face again -- Maroon 5
Te echo de menos, y te quiero un montón, pero no pienso esperar sentada a que me dejes sola un día más, a tener que escuchar como lloras por cualquier cosa, sin que seas capaz de relajarte, a tener que ayudarte cuando tu nunca me ayudaste ni me ayudas a mí, cuando ni siquiera prestas atención a cualquier cosa que esté fuera de ti misma, a cualquier persona que a pesar de haber estado siempre contigo para todo, está totalmente sola en sus problemas porque no eres capaz de escuchar ni a las personas que más quieres quejarse de algo.
Por todas las personas que merecen más atención de la que reciben, por aquellas personas que escucharon sin rechistar nuestros problemas, por aquellos que siempre estuvieron con nosotros.
¿Y sabeis, ahora todos, qué? Que ahora solo quiero estar bien, salir, divertirme. Es lo que hay, es lo que soy: aprovechamiento del momento al máximo, es lo que me define, disfrutar. Porque no merece la pena estar mal.
Girls just wanna have fun -- Cyndi Lauper
If I never se your face again -- Maroon 5
9 de octubre de 2011
Nuevo curso, todo nuevo.
Sí, he cambiado de correo y por tanto casi de blog xD. El blog hace mucho que no lo actualizo, no tenía mucho que decir. Y en realidad no se me ocurre mucho que decir. Que este curso promete ser estresante, que la música sigue siendo mi mejor amiga y que me he metido en un nuevo grupo :) El estrés me matará, pero prefiero no tener tiempo de aburrirme. ¿Mis amigos? Como siempre, los que quieran serlo. El curso... el curso. Es lo unico que puedo decir del mismo. Selectividad se acerca y en la linea de meta se me plantea la duda de si estudiar medicina o alguna otra carrera. Si puedo, medicina, pero ¿Y si no? ¿qué futuro me espera? Con selectividad rondando por todos lados, solo se me ocurre una manera de despejarme.
Nickelback - How You Remind Me
Quiero largaaarme lejos del mundo, de la gente con problemas absurdos que llora porque le pica el dedo meñique de la mano izquierda, que se queja de que a su Blackberry se le ha quedado desfasado un programa y que habla todo el día de lo malos que son los demás. Ir a un sitio donde ser bueno se valore y ser malo se castigue, donde lo que tenga que ser sea y el azar tenga mucha mas importancia que dios. Donde existan los amigos de verdad y el cariño al ser humano, donde las cosas, en definitiva, merezcan la pena.
Nickelback - Far Away
Nickelback - How You Remind Me
3 de agosto de 2011
Sabes qué? 03-08-11.
Tiempo hace que no escribo nada, ¿Eh? No tenía demasiado que escribir. Tenía planteado hacer una entrada sobre política, empezar una nueva sección, que hablara de sueños, problemas sociales, críticas, teatro, música, sentimientos, ciencia... Sin embargo el enfoque ha sido algo bastante difícil de perfeccionar. No puedo escribirlo todo ahora, pero si anticipo que haré entradas en breve, que el tema podrá incluso dar lugar a debate, y que siempre desde el respeto las críticas que haré serán constructivas. Esto se siente vacío desde que no escribo, así que no tardaré en empezar la nueva sección, a la que, por cierto...
Todavía no he puesto nombre.
Todavía no he puesto nombre.
º~.Srta. Magán.~º
Por toda esa gente que merece ser recordada, por todos esos temas tabú que nadie ha querido tocar, por las dudas que nadie se atreve a resolver y por las preguntas que todos necesitamos responder.
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